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El mejor remedio para las tensiones de la vida moderna es más sencillo de lo que creemos: pasar más tiempo al aire libre. Cuando interactuamos con la naturaleza, sufrimos menos estrés y nos sentimos más felices. El estímulo de la naturaleza nos llena de vigor —el murmullo de un riachuelo, el canto de un pájaro, el fresco aroma de la tierra húmeda tras una tormenta de lluvia. La naturaleza tiene un efecto edificante en nosotros, el cual es difícil de definir pero fácil de sentir.

Como sociedad, hemos reconocido por mucho tiempo el valor de la naturaleza. Fue hace 100 años que se fundó el Servicio Nacional de Parques para preservar algunos de los más hermosos sitios naturales de esta tierra. Ahora los estudios comprueban científicamente lo que ya intuíamos por largo tiempo: pasar tiempo al aire libre calma los nervios, mejora las funciones del cerebro y estimula nuestro estado de ánimo. Sólo unos minutos a la intemperie contribuye a reducir el ritmo cardíaco, aclarar la mente y hasta redirigir la actividad del cerebro hacia emociones más positivas. En otras palabras, nos sentimos mejor cuando estamos afuera.

Lamentablemente, muy pocas personas sacan provecho de la naturaleza. Los niños no juegan afuera tanto como solían hacerlo. Un estudio muestra que sólo el 10 por ciento de los adolescentes norteamericanos están al aire libre a diario. El promedio de los adultos pasa más tiempo en el auto que afuera, y cada vez menos familias visitan los lugares que nuestro Servicio Nacional de Parques ha estado protegiendo y manteniendo por cinco generaciones.

Cuando una mujer atravesaba un momento difícil en su vida, halló consuelo en la naturaleza. Caminaba por sendas en las montañas, observando la colorida vegetación, los animales silvestres y escuchando los apacibles sonidos del entorno natural. Esos momentos dieron gran solaz a su alma; la ayudaron a aliviar su corazón abrumado y brindaron harmonía y paz a su vida tan inestable.

En cierto modo, cuando estamos en contacto con la naturaleza, ponemos nuestros problemas en perspectiva. Tal vez el observar la creación nos acerca al Creador. Como lo declaró un famoso botánico, “La naturaleza es como una cantidad ilimitada de estaciones de radio por cuyas ondas Dios nos habla en todo momento, si es que estamos en Su sintonía”. Abramos las puertas y salgamos al mundo natural. Respiremos profundamente al escuchar y mirar. Sintamos la brisa en el rostro, y disfrutemos los bellos dones de la naturaleza.

Episodio 4535. Transmite en 14 de agosto 2016