Raúl García Zárate. "Helme". Drama Ayacuchano. - Video
PUBLISHED:  Oct 20, 2017
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El maestro Raúl García Zárate, nos ofrece su arreglo del drama ayacuchano "Helme" .Helme, apócope de Hermenegildo es el título de un huayno del rico acervo del folklore ayacuchano. A comienzos del siglo XX en Huamanga,en la “ Casa de los Alcázar”, vivía doña Leonora Calle con su hija Rosa Abregú de prosapia distinguida, pero extrañando la fortuna pasada. Rosita, una bella dama de 18 años mantenía un romance con Hermenegildo Santa Cruz “Helme”, a espaldas de su madre. Cuando su madre, doña Leonora se enteró pegó el grito al cielo y prohibió rotundamente la relación , pues era imposible que su hija mantenga amores con un estudiante , encerrándola en su habitación.Y así pasaron varios meses, hasta que un buen día, doña Leonora tuvo la visita del acaudalado platero Jesús Santos, dueño de las minas de Santa Inés, quien había visto a Rosita y de la cual se había enamorado. Pidió la mano de su hija y gustosamente accedió, pues así aseguraba el futuro de su hija y el suyo. De nada sirvieron las protestas de Rosa y tuvo que casarse con Santos, pues en esa época no se podía contradecir la voluntad de los padres. Como el acaudalado platero realizaba viajes continuos y largos a sus minas, dejando prácticamente sola a su bella y joven esposa y sucedió lo inevitable, Hermenegildo y Rosita volvieron a encontrarse y bastó una pequeña conversación para despertar en sus sentimientos los sueños de felicidad que alguna vez ambos se habían prometido y de esa forma sus antiguos amores volvieron surgir en sus vidas sin importarles nada. Cuando el marido salía por la puerta, el amante entraba por la ventana, merced a una señal que dejaba Rosita, era un pañuelo blanco que amarraba en las rejas de su alcoba, de esa forma se enteraba Hermenegildo de que “no habían moros en la costa” y penetraba seguro y sin preocupaciones en la alcoba de su amada a altas horas de la noche y salía muy de madrugada. Estos amores ocultos fueron descubiertos por el vecindario, quienes comenzaron a murmurar y constituir un escándalo en voz baja para todos, menos para el marido, lógicamente. Llegaron a tal extremo los comentarios y chanzas que se hacían al respecto hasta que un buen día, alguien se lo dijo directamente. El aludido no dio mayor importancia . Fueron tantas las burlas y murmuraciones que ante tales alusiones directas contra su honor el hombre entró en verdaderas sospechas y empezó a realizar una serie de averiguaciones hasta enterarse de la verdad y para tener una prueba de la culpabilidad de su esposa, era necesario encontrarlos in fraganti con las manos en la masa y por ello fingió realizar un viaje a su mina. Como de costumbre, realizó sus compras, cargó las acémilas, y después de despedirse de su esposa partió rumbo dizque a su mina Santa Inés, poco después regresó por la tarde a Huamanga para entrar al pueblo de noche y sorprender a la adúltera. Mientras tanto Rosita dejó la señal y Hermenegildo entró a la habitación , donde después del encuentro amoroso, ambos quedaron exhaustos y profundamente dormidos, sin presagiar que muy pronto se produciría la tragedia.Los amantes que se hallaban durmiendo fueron interrumpidos por los fuertes e insistentes golpes en la puerta, como si quisieran derribarla; Rosita despertó sobresaltada y al escuchar tan estruendosos empellones, inmediatamente sintió la corazonada de que su vida corría un peligro inminente y desesperada comenzó a despertar a su amado, en los siguientes términos;
Rikchariy Helme, Despierta Helme
Hatariy Helme levántate Helme
Wañuy puñuychum o el sueño de la muerte
Hapillasunki te ha agarrado
Hermenegildo estaba dormido profundamente, mientras que los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes e insistentes, mientras que Rosita al borde de la locura y con lágrimas de desesperación se lamentaba impotente ante su esfuerzo inútil:
Hahuan kallipis En la calle de arriba
Alqolla allhuachkan Los perros están aullando
Hatariy Helme Levántate Helme
Rikchariy Helme, Despiértate Helme
Mamallay kaptinqa Si fuera mi madre
Remedio kanmanmi Habría aun remedio
Qosallay kaptinqa Pero si fuera mi marido
Manañam kanqachu. Ya no habría remedio.
De pronto se abrió estrepitosamente la puerta y Jesús Santos penetró en su domicilio, loco de celos tomó el arma y los asesinó a puñaladas y luego los descuartizó, se perdió en la noche y nunca más se volvió a saber de él. Muchos años después de la tragedia, apareció en el pueblo un orate a quien la gente caritativa le ayudaba a cubrir sus necesidades de alimento y que se lavaba las manos desesperadamente en los puquiales (chorros de agua) que existían en Huamanga.
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