Alejo Duran - Alicia adorada LETRA (subtitulos) - Video
PUBLISHED:  Mar 07, 2011
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"ACTIVA LOS SUBTITULOS Y LA LETRA " APARECE EN EL MOMENTO PRECISO
Alejo Duran Inmortalizo la pena hecha canción de Juancho Polo Valencia por su Alicia adorada .
HISTORIA DE ALICIA ADORADA, LA CANCIÓN MAS TRISTE DEL MUNDO, LEER A CONTINUACIÓN:
Flores de María, 1949. Colombia está revuelta, pero en este pequeño pueblo perdido entre los andurriales del Magdalena Grande nadie sabe quién es Jorge Eliecer Gaitán ni se ha oído hablar de la chulavita. Allí, lenta y pesadamente, transcurre otro mundo. El nombre del pueblo no es más que un poema sin fundamento, una broma del destino: en su casco urbano es imposible hallar una flor. Ya han pasado unos meses desde que Juancho Polo, al que todos llaman “Valencia”, se ha traído a Alicia desde la población de Caimán, a 500 leguas de allí. Se la ha robado a lomo de mula, para contrariedad de la madre de ella, Felicidad Mendoza, quien siempre consideró a Juancho Polo Valencia, y con toda razón, un borracho buenavida indigno de su bella hija.
Años después de que surgiera Alicia Adorada, y de que fuera evidente que a Valencia le atormentaba interpretar su obra cumbre, Alejandro Durán grabó otra canción con la cual pretendía brindarle un tardío consuelo a su compositor. Ya nada podía consolar a este hombre abrumado, perturbado eternamente por la culpa que lo perseguía como su implacable verdugo. Aun así, era imposible que Juancho Polo Valencia creyera una palabra de lo que decía la canción reivindicativa, como quiera que Alejo afirmaba allí que “allá en Flores de María, junto a la quebrada, quedó la casa cerrada donde ella vivía”. ¿Cuál casa? ¿Cuál quebrada? Ya para ese instante era imposible convencer a Juancho Polo Valencia de que no era culpable de la muerte de su Alicia adorada.
Me contó la hermana de Juancho Polo, Ana Polo Cervantes, que Juancho trajo a Alicia de la misma manera en que se la llevó de Concordia: a lomo de mula. Debió ser de alguna manera romántico, en el ambiente de aquella Colombia primitiva, verlos llegar bajo el cielo discreto de un anochecer de grillos, la inocente jovencita provinciana con aquel gallo veterano, dispuestos a afrontar la incertidumbre de una vida en pareja. Era evidente que ambos tenían diferentes aspiraciones: Alicia Cantillo debía imaginarse una casita en el campo al lado del hombre que la divertía con sus ocurrencias, sus canciones y su acordeón guarachero. Valencia, en cambio, debía relamerse ante la perspectiva de una doncella inmaculada, y sin renunciar a la vida andariega y disoluta de la que nada ni nadie jamás podrían sustraerlo. La llegada a Flores de María pronto definió las cosas. No hubo casa campesina, sino una pieza en la choza familiar, y mientras Juancho pronto retomó sus andanzas por la región, sus recorridos a lomo de mula y con el acordeón a la vista de todos, Alicia cayó en cama con los padecimientos de un mal embarazo.
Así la encontró Juancho al regreso de uno de sus viajes, tan mareada que ya no podía levantarse, las piernas hinchadas y las encías sanguinolentas. El único médico de la zona, el doctor Antonio Pimienta, de Canoa, había recetado unas medicinas que sólo podían obtenerse en Pivijay, a un día de camino por las trochas imposibles del invierno. Nadie se había ocupado de la enferma, a la espera de que apareciera el marido. Valencia partió esa misma noche hacia Pivijay.
Es en este punto donde la historia se abre en diversas versiones. La más conocida, y mejor documentada, es que cuando Valencia llegó a Pivijay se encontró a sus amigos de juerga y éstos lo invitaron a que les animara una parranda y se tomara unos tragos. Dice esta famosa versión, fundamento condenatorio de Valencia ante la historia, que en el entretanto murió Alicia y varios hombres de Flores de María salieron a lomo de bestia a darle la noticia.
En plena parranda Valencia reaccionó aturdido, emprendiendo de inmediato el retorno. He pasado noches enteras sin dormir tratando de imaginarme lo que en ese instante pasaba por la mente y el corazón del juglar. En todo caso, mientras él recorría los caminos maltrechos del invierno con el alma despedazada, Alicia era objeto de un sencillo funeral en el cementerio de Flores de María.
ERNESTO McCAUSLAND
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Grandes Juglares del Vallenato.
DE COLOMBIA PARA EL MUNDO UN CANTO LLENO DE SENTIMIENTO, EL CANTO DE UN PUEBLO QUE NARRA SUS ALEGRÍAS Y PENAS Y NOS REGALA ESTAS JOYAS INVALUABLES...
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