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El desierto de Atacama ubicado en el norte de Chile, ostenta ser el más árido del tercer planeta. No obstante, surge cada 6 o 7 años entre los meses de septiembre y noviembre, un milagro de la naturaleza. Este extenso territorio estéril, da vida a un centenar de hermosas flores: Garra de león, Pata de guanaco y Añañuca. Todas de carácter endémico, pues sólo florecen en este lugar del mundo.

El desierto florido se provoca por lluvias regulares que sobrepasen los 50 mm, ni tan fuertes ni tan suaves y con una constancia y regularidad relacionada con el Fenómeno del Niño, dando paso a la germinación de más de 200 especies, y un hábitat para insectos, aves y especies de lagartos pequeños.

Este año, la zona sufrió de varias lluvias que incluso sorprendieron por su abundancia y que se repitieron inesperadamente en la zona de Copiapó. Por esta razón este año este maravilloso evento vino recargado. No se veía florecimiento similar desde 1989, año en el cual también se hizo presente este "lecho de rosas".

El lugar donde este privilegio se da con mayor fuerza es en el Parque Nacional Llanos de Challe, ubicado en la localidad de Carrizal Bajo, a 40 km. de la ciudad de Huasco y a 60 km. de Vallenar, en el borde costero.