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Hace 20 años un grupo de guitarristas de las tres Américas decidió impulsar encuentros de guitarras por el mundo, pero especialmente en Latinoamérica, para valorar en su justa y real dimensión al instrumento tal vez más representativo de las músicas regionales en esta parte del mundo. Aquella idea se propuso en plenos "festejos" por los 5 siglos de la conquista de América, durante un festival de guitarra que se realizaba anualmente en Alsace, Francia.

Dos de los países representados en aquella ocasión vieron concretar inmediatamente la idea. Costa Rica, primero, con su Festival de Guitarra de Costa Rica y un año después Argentina, con su Guitarras del Mundo. Pioneros pues en estas lides, y cercanos al 20° aniversario de realizaciones anuales, nuestros festivales han logrado lo que se propusieron desde un inicio: aportar al desarrollo de un mundo musical fascinante y que resiste todos los embates mediáticos que marcan tendencias musicales muchas veces extrañas a la historia y a los micromundos particulares de la guitarra.

Nuestros hermanos "ticos" mucho han realizado en este camino. A diferencia de Argentina, que ya arrastraba una fuerte tradición académica y popular de la guitarra, en Costa Rica el instrumento debe su impulso en gran medida a la idea de estos encuentros.

Un símbolo de ese desarrollo es la creación de la Orquesta de Guitarras de la Universidad de Costa Rica, dirigida por el maestro Luis Zumbado. Pues bien, dicha Orquesta nos engalana este año con su presencia.

Basta reparar en las gestiones y el aporte de la propia Universidad que la cobija para garantizar el traslado de una veintena de guitarristas a nuestro país, para tener una idea de cuánto se valora esta actividad y del peso simbólico y artístico de esta agrupación en la cultura de su país. Para nosotros es un placer recibirlos y para todos será un disfrute escucharlos.

Este año hemos decidido dedicar el festival a la memoria de Suma Paz y de Pablo Bobrowicky, que recientemente partieron con sus guitarras hacia otros cielos.

Pablo fue un gran artista, callado y talentoso. Representante de una filosofía de vida que obliga al portador de un talento artístico a honrar al arte antes que engordar con ese mismo arte al propio ego. Un modo extraño de ser, para estos tiempos en que se busca y se vende el éxito como fórmula exclusiva del logro personal.

De Suma Paz nada podemos agregar a lo que ya se sabe. Grande, pensante, apasionada, enamorada de la tierra y sus razas, pero con el corazón ensanchado para recibir y recrear la cultura de nuestros criollos.

Siempre habrá un motivo para que lloren las guitarras. Y siempre será una fiesta tocarlas y escucharlas.