Divididos - 15/5 - Versión Rock - Obras 1999 - Vivo - - Video
PUBLISHED:  Feb 05, 2012
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Obras vibró con la potencia de Divididos.
Dos horas y media de un rock arrollador, sin fisuras, sin altibajos. Un show fuerte, vital, sostenido por tres músicos que logran una explosiva reacción química sobre el escenario.
Divididos sacudió Obras, su música es un rock puro y duro, sin desvíos, a pesar de que tomen temas de otros mundos, como del folklore o el reggae. Quizás en esta convicción radique la fuerza de este grupo, cuyo núcleo descansa en el bajo de Arnedo, de un estilo por momentos cercano al de Jack Bruce, pilar del poderoso grupo Cream. Largan con "Haciendo cola para nacer"; y la respuesta del público es instantánea. Comienza la fiesta.
Obras parece no poder contener el sonido de este trío que hará más de treinta temas sin que su fuerza decaiga. Suenan muy ajustados y en algunos finales, como en "Che que esperás"; o "Basta Fuerte", se dan ciertos lujos de sincronización.
Mollo es la voz y la guitarra, pero es Arnedo la piedra basal de tanta potencia. Toca concentrado, con una fuerza en la pulsión poco vista. Cuando dobla los tiempos en pos de cubrir los solos de Mollo, de su Fender Jazz Bass sale una cortina sonora, precisa, sostenida.
Araujo suena preciso pero algo contenido. Tiene un touch demoledor y un tempo sin fisuras. Las estructuras rítmicas se apoyan en la eficacia antes que en la inventiva, es decir, ideas sencillas en manos seguras. Tienen un excelente ataque sobre los platos, los toca con justeza y transmite junto a Arnedo la sensación de una topadora en movimiento.
Mollo tiene en su guitarra el sabor de Jimi Hendrix, pero sabiamente condimentado con su propia historia, y entonces se vuelve un guitarrista expresivo, auténtico. Sus solos sorprenden, mucho más cuando la repetición o los lugares comunes, musicalmente hablando, son moneda corriente en el rock actual. Mollo despega en cada tema de lo previsible y logra en sus solos transmitir las emociones más puras que tiene el rock: fuerza y sentimiento sin perder originalidad.

TIEMBLA OBRAS
El primer gran momento del show llega con la versión de "Light my Fire", de los Doors. Suenan crudos, sentidos y con una fuerza sencillamente sobrehumana. El estadio tiembla bajo los conocidos acordes de este clásico. Matizada con una suerte de jam hendrixiana en medio del tema, vuelven de manera efectista directamente al estribillo que el público sigue coreando.
Ahora bien, tras una seguidilla de temas fuertes llegan la balada, el remanso, cierta paz. Contra toda tradición escénica, Divididos sigue con la misma fuerza, y quizá sea ésta la clave del trío. Primera pausa, por llamarla de alguna manera, cuando suben Tito Fargo, en guitarra; Erica García, en guitarra de doce cuerdas; Armando Avila y Luis Robinson, en armónica, para hacer "El burrito". Más rock con "El 38", cuyo final se une con el comienzo de "Voodoo Chile", de la factoría Hendrix.
Mollo disfruta con la versión y el grupo, y aunque parezca una herejía decirlo suena más denso y ajustado que el Experience del genio de la psicodelia. "Qué ves", recordado hit, cantado por todo Obras tiene algo de comienzo de despedida. Pausa y sube el guitarrista Omar Mollo y el violinista Javier Casalla para "Pegote folklórico".
Mollo después pregunta: ¿cuántos (por los temas) más se bancan?, y es real, ya que esa forma de exponer su música es arrolladora, sin descanso. Desde abajo le gritan tres, cinco... Serán diez. El concierto mostró que la energía y la vitalidad conviven con el talento. En el caso de Divididos, al menos, ésa es una realidad. .

César Pradines
link: http://www.lanacion.com.ar/139602-obras-vibro-con-la-potencia-de-divididos
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