Illuminata - music by Carlos Franzetti - paintings by Roberto Ortuño - cd Alborada - Video
PUBLISHED:  Apr 16, 2013
DESCRIPTION:
www.robertoortuno.com - www.carlosfranzetti.com
www.facebook.com/Carlos.Franzetti.oficial

Carlos Franzetti composed "Illuminata" (an homage to 20th Century French composer Henri Dutilleux) for his wife Allison, an award winning pianist in her own right. The orchestra, conducted by Carlos (the couple alternate places between the keyboard and podium throughout) opens the piece ominously with low bassoons, the mood lightening with the entrance of woodwinds and strings. The piano improvisation develops gradually over a constant bolero beat by a somewhat continuous thematic growth, undergoing minute modifications from the orchestral textures.

Internationally renowned pianist/composer/arranger Carlos Franzetti may very well be the greatest Renaissance man in music today, equally at home in the Latin, jazz, classical and popular genres. The versatile Argentine born artist has continually developed his very own sound since first settling in the United States in 1974. A multiple Grammy Award winner and nominee he has proven himself to be a grand collaborator, regardless the field of music, with instrumentalists ranging from Gato Barbieri, Paquito d'Rivera, Jon Faddis, Steve Kuhn and David Sanchez and vocalists Rubén Blades, Kid Creole, Chaka Khan, Laura Nyro, Mercedes Sosa and Marion Williams to myriad chamber groups and orchestras all over the world.
On Alborada once again his music shines brightly, to be heard by an audience that hopefully begins to see the light.

Roberto Ortuño

Cuando tengo que traducir mis conceptos en una superficie en blanco (siempre lo inicio en blanco), me siento más creador que en cualquier otra fase del proceso. En esos momentos se abre ante mí la posibilidad total de delimitar espacios en base a una preconcepción asumida de orden.

Posada ya esta primera lucha de fuerzas, los colores se van determinando y van ocupando espacios. En este proceso me siento puro transmisor de necesidades que se van creando en ese diálogo y que al final no es nada más que mi discurso, un discurso que se sirve sólo del mundo de las sensaciones.

Las razones preconcebidas no me sirven (nunca he considerado la Razón como canal creativo), los esquemas de actuación-resolución, bocetos, apuntes, notas y demás, no me dan la lectura que necesito: no se puede traducir la sensación de un metro cuadrado de rojo en un centímetro cuadrado de rojo. Siempre he hecho versiones y dibujos de un cuadro después de haberlo pintado y nunca antes, porque, cuando determinados objetivos están más cerca de una idea que de su traducción a través del mundo de las sensaciones en abstracto, se quedan sólo en eso: ideas.

Recuerdo a veces cuando un amigo te resume el guión de una película: sabes de qué va, pero no puedes percibir las emociones de las escenas, diálogos, música, silencios, etc. ¿Cómo se puede explicar una Misa de Mozart o un cuadro de 1 x 12 m de Jackson Pollock?, ¿cómo explicar una película de Andy Warhol donde sólo aparece un señor inmóvil durmiendo durante veinte minutos?

A mi modo de ver, la utilización en este caso concreto de la sensación en abstracto se usa en tal extremo que da un resultado mucho más cercano al neoplasticismo que nada. La idea final no existe, queda diluida en el tratamiento. Nos ofrece una sensación, aburrida o no, eso no importa. (No se le puede pedir a una flauta que suene como una trompeta.)

Hago hincapié en estas comparaciones para apoyar mi tesis sobre la necesidad de utilizar la sensación pura como canal de traducción de conceptos, sin la limitación de la simple idea.

En mi caso, para lograr que los objetos que integran mis escenas no deformen la lectura, utilizo formas simples culturalmente aprehendidas: una silla es una silla más o menos intemporal; un árbol no se sabe qué clase de árbol es, y una figura no se sabe quién es ni qué hace allí. Si la silla fuera una silla del modelo "tal", ese árbol fuera un chopo y la figura fuera la de M. Teresa Gallardo Fuencarral, tendría todo ello connotaciones que deformarían la lectura final. Por eso si algunos jardines son de Niza o de Sevilla, si mis manzanas parecen melocotones, no importa: sólo utilizo esa sensación para lograr lo que quiero en la obra.
follow us on Twitter      Contact      Privacy Policy      Terms of Service
Copyright © BANDMINE // All Right Reserved
Return to top