Sonido de olas, mansa arena, amigos y música, el chambao no se reduce al efímero espacio levantado de cara al mar con mantas y cojines, iluminado por una fogata; es más bien un sitio donde priva el regocijo sencillo por la vida.
Con el lanzamiento de su disco Flamenco Chill, Chambao se colocó inmediatamente entre los grupos más sonados; la mezcla de chill out y flamenco desembocó en un concepto musical a la vez español y cosmopolita. En su tercer disco, Pokito a poko, a la serenidad del ritmo de Chambao se impone la voz de Lamari que imprime pasión a las letras, la pasión de la esperanza convencida: “ya no quiero vivir con los temores, que prefiero entregarme a la ilusión”.
El chill out se distingue de otras formas de música electrónica porque no procura ritmos de trance, ni de estridencia, muy al contrario se realiza en un tempo lento, oponiéndose a la enajenación y vértigo característicos de la vida urbana en nuestra sociedad global. De la afortunada fusión de sensualidad, pasión flamenca, bulerías, tangos, rumbas y la electrónica del chill out, se obtiene Chambao.
Para éste grupo de artistas y amigos la música “es un ser vivo, y como tal, debe desarrollarse, crecer y adaptarse al medio”, lo sorprendente en su propuesta es la unión armónica de tradición e innovación tecnológica, al tiempo que sus letras crean una atmósfera de purificación musical.
Chambao además de música, es también deseo manifiesto por una vida con sentido, entre los otros, para los otros, porque “no vale la pena andar por andar”.
